
Tortura la razón,
me invita a decaer cuando no puedo dar más nada con mi ser.
Aprendió mis debilidades, se hizo uno con mi cuerpo
y me tienta a la locura perversa y abismal
para arrazar por detrás a quien sea que se me quiera acercar.
Juega conmigo y contra todos
me da las cartas y a la vez me quita chances
y ahí es cuando quedo tremendamente desesperada...
Conoce la barrera que da paso a mi temor,
sutilmente abre mi muro y no da tregua a mi dolor.
Sus besos practicamente venenosos de la más arpía
y sedosa espuma de su piel
acribillan mis deseos prohibiéndome mi pequeño placer,
(de algunos ciertos amaneceres).
Concentra su furia en mi
para darme sed de venganza y derribar cualquier montaña
aplastándola con mi ira. Y me dice que puedo hacerlo.
Me motiva a hacer anzuelos para asesinar
hasta al más tonto pescado... y no tener compasión.
Pues nos gobierna la amargura y el rencor...
Es el "ignorante" que de la lámpara saqué
y sin pedir deseos él solo me lleno de su sed...
Más no me pude resistir no saber de su esencia
pero nunca quizo decirme
que mis manos habían encontrado a Lucifer...
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