
¿Cómo termina ahora mis horas despejadas de alientos?
No va latiendo más que el pedazo de corazón que duerme en mi cama
silencioso y entregado al tiempo...
Es hora de que la sosegada paz alimente mi alma, por unos dias
en este desastre universal de mi existencia que me remuerde la razón.
Necesito escuchar un poco a este corazón que necesita desahogarse
para no agotarse aun... ni dejar de sentir amar...
Aun sigo pensando en seguir necesitando su aroma...
es como un sentir que en vez de acabarse tras pasar las noches
se apodera más de mi vida y ya no quedan escondites posibles
en donde se guarde mi ternura...
Y me hechiza un recuerdo, me mantiene elevada en tu esencia
me transporta a intensos deseos... lejanos?
Se inquietan las yagas de mis manos y piden la cura de las tuyas,
Se inflama la herida de mis ojos, y tu vientre aun sabe amargo...
no se parece al mio, lleno de almibar...
Cientos de pétalos que no se regocijan en tus manos, en tu piel.
Y quedan acostados en el completo asombro de mi soledad y
en la formidable ausencia de la presencia que no me haya. Que no me ve.
Se hacen temblar los crujidos del latiente lodo de mi alma
me pide refugiar su hogar con sonrisas y ya no fantasmas que erizan de miedo su piel
¿Dónde está mi luz?
¿Dónde quedó esa mirada?
¿Dónde despacho mi llanto?
....
Puede ser un arma temiblemente mortal el reloj cuando no camina
junto a mi estrella que no me guía.
Deseos allí... allí, siempre esperando.
¿Tanto tiempo ha de ser?
Recostarme en la fortaleza de lo que aún nunca he tenido es mi anhelo.
Se hace difícil dejar todo atrás y que alguien venga por ti para hacerte sonreir
cuando las ganas de llorar se esfuerzan por largarte en ese llanto divino,
lágrimas dulces, que acarician las mejillas rojizas del dolor
y grita mi aliento con lo poco que le queda... que no se corten mis alas.
Que el día y la noche me dejen volar a la suave luna de la incordiosa ciudad.
En un vuelo infinito a la eternidad...
....
Voy sumergiéndome lo más y más adentro que pueda de tu dolor
Me empapa la multitud de inentendibles cadáveres que en vez de ayudarme
me acuchillan más.
Morbosos, malévolos andantes sin corazón o corazones adiestrados al fracaso,
a la rutina, a la guerra y al temor.
Cuando en mi brillan tus ojos.
¿Podrá ser que mi Cielo me abandonó?
Es la etapa de seguir, es la hora de marchar,
es el momento de asimilar, es la noche que llega lenta
y el dia que se hace pesado.
Es la hora justa de arrancar...
Es el tiempo exacto de esperar.
Me había olvidado lo doloroso que era extrañar...
No va latiendo más que el pedazo de corazón que duerme en mi cama
silencioso y entregado al tiempo...
Es hora de que la sosegada paz alimente mi alma, por unos dias
en este desastre universal de mi existencia que me remuerde la razón.
Necesito escuchar un poco a este corazón que necesita desahogarse
para no agotarse aun... ni dejar de sentir amar...
Aun sigo pensando en seguir necesitando su aroma...
es como un sentir que en vez de acabarse tras pasar las noches
se apodera más de mi vida y ya no quedan escondites posibles
en donde se guarde mi ternura...
Y me hechiza un recuerdo, me mantiene elevada en tu esencia
me transporta a intensos deseos... lejanos?
Se inquietan las yagas de mis manos y piden la cura de las tuyas,
Se inflama la herida de mis ojos, y tu vientre aun sabe amargo...
no se parece al mio, lleno de almibar...
Cientos de pétalos que no se regocijan en tus manos, en tu piel.
Y quedan acostados en el completo asombro de mi soledad y
en la formidable ausencia de la presencia que no me haya. Que no me ve.
Se hacen temblar los crujidos del latiente lodo de mi alma
me pide refugiar su hogar con sonrisas y ya no fantasmas que erizan de miedo su piel
¿Dónde está mi luz?
¿Dónde quedó esa mirada?
¿Dónde despacho mi llanto?
....
Puede ser un arma temiblemente mortal el reloj cuando no camina
junto a mi estrella que no me guía.
Deseos allí... allí, siempre esperando.
¿Tanto tiempo ha de ser?
Recostarme en la fortaleza de lo que aún nunca he tenido es mi anhelo.
Se hace difícil dejar todo atrás y que alguien venga por ti para hacerte sonreir
cuando las ganas de llorar se esfuerzan por largarte en ese llanto divino,
lágrimas dulces, que acarician las mejillas rojizas del dolor
y grita mi aliento con lo poco que le queda... que no se corten mis alas.
Que el día y la noche me dejen volar a la suave luna de la incordiosa ciudad.
En un vuelo infinito a la eternidad...
....
Voy sumergiéndome lo más y más adentro que pueda de tu dolor
Me empapa la multitud de inentendibles cadáveres que en vez de ayudarme
me acuchillan más.
Morbosos, malévolos andantes sin corazón o corazones adiestrados al fracaso,
a la rutina, a la guerra y al temor.
Cuando en mi brillan tus ojos.
¿Podrá ser que mi Cielo me abandonó?
Es la etapa de seguir, es la hora de marchar,
es el momento de asimilar, es la noche que llega lenta
y el dia que se hace pesado.
Es la hora justa de arrancar...
Es el tiempo exacto de esperar.
Me había olvidado lo doloroso que era extrañar...
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