Fui cuidándome la voz y descubrí que así solo se guarda rencor.
No debo callar aunque sea mi último suspiro y tenga que partir.
Mas no me queda verdad absoluta que tenga para decir
a quien me adormece la mirada y me hace revivir.
Remolinos son los brazos que me envuelven
alejándome las pesadillas de los sueños que desean verme mal.
Quedó lejos la salida de escape la noche que me enfrenté a su piel
tarde y temprano mis ojos me cubrían salvajemente de hiel.
Y bajo la larga noche de mi espantosa arboleda entre lágrimas
descubrí que aun puedo amar
Aun con la garganta quebrada y el grito ahogado que retuerce
como hilo de acero ardiente
las escamas del corazón.
No debo callar aunque sea mi último suspiro y tenga que partir.
Mas no me queda verdad absoluta que tenga para decir
a quien me adormece la mirada y me hace revivir.
Remolinos son los brazos que me envuelven
alejándome las pesadillas de los sueños que desean verme mal.
Quedó lejos la salida de escape la noche que me enfrenté a su piel
tarde y temprano mis ojos me cubrían salvajemente de hiel.
Y bajo la larga noche de mi espantosa arboleda entre lágrimas
descubrí que aun puedo amar
Aun con la garganta quebrada y el grito ahogado que retuerce
como hilo de acero ardiente
las escamas del corazón.
...
Tal vez el cielo me regale la soledad, de esa que tanto amé
donde nadie interfirió en mis asuntos del dolor,
Y el sol queme mi mirada
como el hielo mas frío quema ya las manos que lo acarician con pasión
buscando de su amor para calmar terrible calor.
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